Olvidaste la huella de mi zapato
en una noche de luciérnagas livianas,
mientras el caracol del décimo Espejo
me oía silbar aquel sueño abandonado en un buzón.
Negaste vítreos sueños fraguados
en yermos campos de soledades ilesas,
en la perplejidad del alabeo de las espigas.
¿Qué será ahora de todo aquello?
Si nunca supiste de la hipnosis inasumible de la lumbre,
de las confidencias harineras de la alacena,
ni aun del ronroneo nocturno del mimbre.
Quién advertirá ahora el cielo vacuo,
los ecos de bondad del cabello cano,
aquel pie izquierdo afligido y sin nube.
en una noche de luciérnagas livianas,
mientras el caracol del décimo Espejo
me oía silbar aquel sueño abandonado en un buzón.
Negaste vítreos sueños fraguados
en yermos campos de soledades ilesas,
en la perplejidad del alabeo de las espigas.
¿Qué será ahora de todo aquello?
Si nunca supiste de la hipnosis inasumible de la lumbre,
de las confidencias harineras de la alacena,
ni aun del ronroneo nocturno del mimbre.
Quién advertirá ahora el cielo vacuo,
los ecos de bondad del cabello cano,
aquel pie izquierdo afligido y sin nube.