Foto: El Límite Subterráneo del Círculo Polar (R.)
Si nunca tuviste el corazón tan roto,
siempre soñaste con tenerlo tan rojo.
Seguramente siempre preferiste
más que pájaro en mano,
ciento uno volando.
Y ciertamente, te negaste...
a guardar algo de temor
para quien tanto amaste.
Y tu pesadilla empieza cuando es el despertador
quien te abre los ojos,
siempre a ritmo de desilusión aguda.
Pero puedes incluso levantar un oasis en la angustia,
idear una discontinuidad en la zozobra.
Aprende a querer hacerlo más a menudo.
¡Atrévete, valiente!
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